Opinión

Las mujeres en política, una fuerza colectiva

Las mujeres en política, una fuerza colectiva

Por Alejandra López Martínez 

Estamos ya más cerca del 2050 que del año 2000, ese año simbólico de la transición política en México, cuando el PRI perdió por primera vez la Presidencia. Sin embargo, a pesar de la alternancia partidista, pasaron muchos años antes de que el acceso real al poder político se abriera también para las mujeres.

En 1997 se introdujo por primera vez una cuota de género: ningún sexo podía tener más del 70 % de las candidaturas al Congreso (evidentemente, las mujeres no iban a llegar a ese porcentaje). No fue sino hasta 2018 que se alcanzó la llamada Legislatura de la Paridad, con un 50 % de representación femenina. Entre esos años, las mujeres no solo pelearon por más espacios, también enfrentaron resistencias como las “Juanitas” —candidatas titulares sustituidas por sus suplentes hombres— o candidaturas definidas por vínculos familiares, de padrinazgo o sexoafectivos con líderes varones. En muchos casos fueron postuladas en distritos con pocas probabilidades de triunfo o no se les asignaron recursos por parte de los partidos.

En 2019, legisladoras de distintos partidos impulsaron la reforma de “Paridad en todo”, que obligó a los partidos a postular al menos al 50 % de mujeres en todas las candidaturas para todos los puestos. Se les asignarían, también, en distritos competitivos para sus partidos políticos y se les garantizaría, además, el acceso a recursos públicos. Esta legislación exigió la paridad en todos los niveles y poderes del Estado, no solo en el ámbito legislativo.

Esta reforma fue clave para que en 2024 alrededor del 90% del electorado votara por una mujer (casi el 60 % por Claudia Sheinbaum y casi el 30 % por Xóchitl Gálvez), y hoy tengamos a la primera presidenta mujer en México, 12 gobernadoras, una Jefa de Gobierno, 251 diputadas, 65 senadoras y un número creciente de alcaldesas, regidoras, síndicas y concejalas.

Pero no todas han llegado. El acceso al poder sigue siendo un privilegio condicionado por factores como el origen social y económico, el color de la piel, la edad, la orientación sexual o la discapacidad. Para lograr una representación más diversa y que atienda la complejidad del país, es necesario democratizar el acceso a las herramientas que permiten ejercer el poder: comprender las políticas públicas, saber cómo operan los tres poderes y niveles de gobierno, impulsar iniciativas legislativas, comunicar con estrategia y ejercer un liderazgo sólido. 

Aunque los partidos políticos han destinado recursos a la promoción política de las mujeres, no es suficiente. Hay agendas que trascienden a los partidos políticos y que nos atraviesan a todas. Por ejemplo, el combate a la violencia contra las mujeres, las políticas para equilibrar los trabajos domésticos y de cuidados, la igualdad salarial y los presupuestos con perspectiva de género. Para ello, necesitamos visiones objetivas que puedan servirnos a todas las personas.

Las mujeres en cargos de elección también requieren algo fundamental: una red de apoyo y herramientas para cuidar su salud mental. Estar en el ojo público implica exponerse constantemente, no solo por su trabajo, sino también por su vida personal, apariencia o entorno familiar. A esto se suma que muchas son blanco de violencia simbólica, verbal, estética e incluso física. Por ello, contar con redes que respalden su trayectoria y bienestar es indispensable.

No podemos deshumanizar a quienes ejercen la política. Son personas con historias, trayectorias y motivaciones genuinas que conectaron con sus comunidades. Del mismo modo, quienes ocupan cargos públicos no deben olvidar por qué llegaron hasta ahí.

Hacer política siendo mujer sigue siendo complejo, especialmente en un contexto marcado por retrocesos democráticos en muchos países. No podemos ceder lo que hemos ganado ni normalizar discursos reaccionarios como los que han emergido en Estados Unidos o Argentina, entre otros.

Con el objetivo de impulsar liderazgos femeninos en espacios de decisión pública, nació en 2020 Aúna México, una plataforma multipartidista y abierta a liderazgos de todas las edades, con una agenda común centrada en la igualdad de género, los cuidados, las políticas ambientales, el bienestar, la seguridad social y unas finanzas públicas incluyentes.

Aúna tiene presencia en Ciudad de México, Guerrero, Jalisco, Nuevo León y Oaxaca. En 2021 y 2024 acompañó a mujeres en procesos electorales, brindándoles formación gratuita para ejercer la política de manera profesional. En 2022 se realizó la primera convocatoria de formación, donde se recibieron casi 500 solicitudes y egresaron 330 mujeres. De ellas, 74 fueron candidatas y 18 resultaron electas, principalmente a nivel local, con un acumulado de casi 4 millones de votos.

Con miras a las elecciones de 2027, en días pasados Aúna lanzó su nueva convocatoria para formación política. Estará abierta del 6 de junio al 6 de agosto para todas las mujeres que quieran participar en ella, y los resultados se publicarán entre el 10 y el 12 de octubre. Las bases están disponibles en: www.auna.org.mx

Invitamos a todas las mujeres que hacen política desde cualquier trinchera a sumarse. Porque para llegar a un 2050 más igualitario, con perspectiva de género y equidad salarial, necesitamos más mujeres en el poder… con poder.

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Alejandra López Martínez

Alejandra López Martínez

Politóloga especializada en comunicación política con perspectiva de género