
Mundial 2026: Canadá disputa inauguración al Azteca por temas de seguridad y geopolítica
Fuente: Darío Celis. Foto: Reuters
Canadá busca arrebatarle a México el privilegio de inaugurar la Copa del Mundo 2026 en el Estadio Azteca, aprovechando las preocupaciones sobre seguridad y el contexto geopolítico, lo que representa un golpe económico y simbólico para el país anfitrión.

Por tercera vez en la historia, el Estadio Azteca de la Ciudad de México está llamado a ser sede inaugural de una Copa del Mundo. Sin embargo, intereses externos han lanzado una ofensiva diplomática que busca quitarle este privilegio a México.
Ha trascendido que Canadá, con el respaldo tácito de las tensiones migratorias en Estados Unidos, ha iniciado gestiones diplomáticas para asegurar el partido inaugural del Mundial 2026. La Federación Mexicana de Futbol ha expresado preocupación, dado que la inseguridad en la Ciudad de México –desde protestas contra la gentrificación hasta asesinatos de alto impacto– ha “encendido las alarmas internacionales”. No obstante, detrás de esta narrativa de seguridad, se percibe un juego geopolítico más profundo.
Se señala que Mark Carney, primer ministro canadiense, estaría aprovechando no solo la coyuntura mexicana, sino también las duras políticas migratorias del expresidente Donald Trump, para descartar a Estados Unidos como opción y posicionar a Canadá como el anfitrión ideal del primer partido.
El escaparate más codiciado: Impacto económico y simbólico
El Mundial 2026 será la edición más grande en la historia del fútbol: contará con 48 equipos, 104 partidos y se espera una audiencia global estimada en más de 5 mil millones de personas. México albergará 13 encuentros, distribuidos entre la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Sin embargo, el partido inaugural es el evento más codiciado. Este atrae a jefes de Estado, patrocinadores globales y genera una derrama económica inmediata y simbólica significativa. Según estimaciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), un evento de esta magnitud puede generar entre 500 y 800 millones de dólares en ingresos directos e indirectos para la ciudad sede. Solo por el partido inaugural en el renovado Estadio Azteca, se espera la llegada de más de 90 mil turistas, con una ocupación hotelera del 100% y un gasto promedio por visitante extranjero de entre mil 500 y 2 mil dólares.
Perder este partido no solo significaría un golpe económico, sino también un impacto simbólico. Sería la primera vez que México, país pionero en organizar tres Copas del Mundo, no inauguraría el torneo en casa, lo cual tiene un peso considerable en términos de imagen internacional.
Hasta la fecha, la FIFA no ha emitido ningún comunicado oficial que modifique el calendario. El partido inaugural sigue programado para el 11 de junio en el Estadio Azteca. No obstante, la presión diplomática es real, y los próximos meses serán cruciales para definir el desenlace.
Para México, la respuesta debe ir más allá de la diplomacia: es fundamental “garantizar la seguridad en la capital, acelerar las obras del estadio y reforzar su narrativa como país anfitrión confiable”.